Dormir es una acción necesaria cuya finalidad es descansar cuerpo y mente y restaurarnos.
La cantidad y calidad del sueño depende de factores individuales, siendo variables de un individuo a otro. Algunos estímulos como el grado de luminosidad, el estrés, las preocupaciones, el cansancio y agotamiento, inapropiada higiene del sueño… pueden afectar negativamente y alterar nuestro descanso.
La edad, factores sociales, ambientales y nuestros hábitos alteran, en ocasiones, nuestro estado de ánimo y consecuentemente la calidad del sueño.
Los entornos urbanos juegan un papel importante en nuestro estado. La luz, el ruido, la contaminación, y otros muchos elementos nos afectan de formas diversas e inciden sobre una adecuada relajación, estado emocional y por supuesto a un sueño reparador.
Es importante un descanso nocturno apropiado ya que las dificultades para dormir aumentan el nivel de estrés y viceversa, el estrés aumenta la dificultad de conciliación del sueño.