El cerebro humano es un gran desconocido, aún en la actualidad. Tiene características anatómicas y funciones psíquicas complejas. Para comprender cómo funciona podemos establecer un símil entre la actividad del cerebro y las ejecutadas por redes informáticas avanzadas. ¿Por qué esta similitud? La verdad es que nuestro cerebro es un procesador de alto rendimiento capaz de analizar, cotejar informaciones procedentes del exterior e interior, las transforma y las almacena.
Nuestro cerebro alberga una necesidad de oxígeno aproximado del 20% y de nutrientes que permiten realizar la síntesis de sustancias químicas que sustentan el correcto funcionamiento psicobiológico.
La memoria, depende de la intervención de diferentes mecanismos cerebrales, requiere de circuitos neuronales implicados en la adquisición y consolidación de la misma. En la actualidad, no se conocen con exactitud todos estos circuitos. Lo que sí se sabe es que el cerebro a través de conexiones específicas es el responsable de la memoria. Por lo tanto, si nuestro cerebro está “sano”, nuestra memoria tiene más probabilidades de mantenerse en “forma”.
La gran pregunta es, ¿dónde se encuentra la memoria? La memoria, no es una acción aislada, es un conjunto de procesos complejos correlacionados con la trasmisión entre células nerviosas y factores externos que promueven la formación de nuevas memorias. No se puede hablar de una memoria única.
Se conocen dos tipos de memoria general, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. Para la formación y mantenimiento de las memorias se necesitan mecanismos neuroquímicos de aprendizaje. Una correcta alimentación, estilo de vida y estado psíquico pueden permitir una memoria con capacidad para retener y utilizar la información de forma adecuada en tiempo y forma.
El envejecimiento, como proceso natural del organismo, hace que pueda disminuir el número de células activas y aumente la oxidación. La progresiva degeneración cerebral puede conducir a pérdida de facultades, entre ellas de la memoria. Cualquier alteración en la psicoquímica cerebral puede afectar a nuestra memoria de forma colateral.
Pero no solo tenemos que pensar en la memoria cuando somos mayores, hay otros mecanismos que pueden afectarnos en distintas edades y circunstancias. El proceso de atención y concentración previo al aprendizaje es, posiblemente, lo que más nos afecta, mediado por el estrés laboral, ambiental, social y personal. No siempre estamos en condiciones de concentrarnos y realizar las tareas de forma eficiente. ¿Te ha pasado alguna vez? Intentas estudiar, trabajar o concentrarte en una tarea y te cuesta mucho.
Para mantenerlo en forma se necesita una alimentación adecuada y equilibrada en cada una de las etapas de la vida como base para el mantenimiento de un cerebro sano y funcional. El ejercicio físico, el descanso, ejercitar nuestro aprendizaje con método, controlar el estrés… nos ayudará en estas situaciones.
Hay tres objetivos clave para mantener nuestro cerebro y la memoria: el estado de nuestras neuronas, neurotransmisión y neuroprotección. De estos tres aspectos pueden depender los mecanismos de atención, concentración, aprendizaje y memoria.
Consejos prácticos para cuidar nuestra memoria:
- Mantener un peso adecuado. La obesidad, según algunos estudios publicados, puede estar asociada al deterioro cognitivo.
- Caminar. Lo más adecuado para nuestra salud global y por supuesto cerebral, es el ejercicio físico. Una forma cómoda y fácil de mantenernos activos es caminar diariamente, no menos de 30 minutos. Esta acción, fácil de realizar, ayuda a tener una buena circulación, mantener el peso, reducir el estrés…, factores que pueden alterar los circuitos neuronales involucrados en la adquisición de la memoria.
- Dormir bien. Dormir poco o dormir mal está asociado a falta de atención, concentración y memoria. Un sueño reparador puede intervenir en la correcta gestión de acciones conductuales y cognitivas.
Es recomendable no cenar abundantemente ni muy tarde, para no interferir en la conciliación del sueño.
Algunas personas, con más dificultades para el sueño, pueden ayudarse con pequeños ejercicios relajantes, aromaterapia, infusiones de plantas tranquilizantes…
Prestar atención a dolores o molestias corporales, principalmente articulares o musculares, ya que pueden afectar al descanso y, no dormir bien, afecta a nuestros circuitos cerebrales. Prueba un pequeño masaje en la zona con una mezcla de aceite vegetal y aceites esenciales analgésicos.
- Estudiar, recordar historias de nuestro pasado, lectura, cuenta cuentos. En personas jóvenes, estudiar es una práctica frecuente que mantiene el sistema de aprendizaje en forma y, consecuentemente, la puesta en marcha de procesos cerebrales concretos relacionados con la memoria. Tanto la memoria como el aprendizaje, sufren modificaciones en función de estímulos ambientales.
En fase de envejecimiento puede ser bueno anotar lo que se ha hecho durante el día y crear tu diario. Contar historias, películas y cuentos a otras personas permite que se ejercite y mantenga la memoria.
- Reducir el estrés. Toda situación de estrés está mediada por la alteración de sustancias químicas que alteran nuestro estado cerebral. La posible ansiedad asociada, genera un aumento de problemas emocionales, afectando nuestro entorno cognitivo y por qué no, nuestra memoria. A largo plazo, el estrés crónico es uno de los posibles factores de afectación cerebral, alteraciones cardiovasculares, alteraciones bioquímicas en la producción equilibrada de neurotransmisores y un largo etcétera de daños, que podrían estar involucrados en el desarrollo de alteraciones cognitivas.
La meditación, el yoga, el Tai Chi, la práctica de actividad física y los ejercicios de correcta respiración, pueden ayudarnos a reducir el estrés y sus efectos colaterales sobre la memoria.
- Música. Forma parte de un conjunto de acciones beneficiosas sobre nuestra salud. Escuchar música puede relajarnos, cantar nuestras canciones favoritas requiere de la puesta en marcha de ejercicios de memoria.
En algunos programas específicos de neurorehabilitación, la música se utiliza como posible ayuda en los procesos de atención y modulación cognitiva directamente relacionada con la memoria (codificación, almacenamiento y recuperación).
- Juegos de mesa y de entrenamiento cerebral. Se está perdiendo la costumbre de una de las actividades, tanto familiares como sociales, que más pueden aportar al soporte y mantenimiento de nuestra memoria, como hacer crucigramas, sudokus, ejercicios de cálculo mental, juegos de ingenio, ajedrez, juegos de mesa, cartas… Los más mayores han disfrutado más de estas actividades durante su vida y son de gran ayuda para fortalecer la memoria.
Hoy en día, también encontramos otras alternativas dentro del entorno tecnológico, en este caso deberemos utilizar aquellos juegos o programas diseñados para la estimulación de acciones cognitivas, desestimando aquellos que no estén bajo esta supervisión
Alimentos y complementos alimenticios
Un estilo de vida adecuado tiene que estar acompañado de una alimentación equilibrada. La alimentación es la base del funcionamiento de nuestro organismo, ya que de ésta obtenemos nutrientes esenciales para el correcto equilibrio y funcionamiento de nuestros sistemas, incluido el cerebral.
Algunos alimentos recomendados por su riqueza en nutrientes para nuestro cerebro son:
- Legumbres, yema de huevo, pescado, carnes, almendras, avellanas, cacahuetes, pipas de calabaza… contienen fósforo
- Guisantes, judías, alubias, coles, espinacas, frutos secos, huevos, carne magra, salmón, bacalao… contienen colina
- Cereales, legumbres, champiñón, arenque, germen de trigo, nueces, cebada, trigo integral, salvado, avena, cangrejo, almeja, bacalao, arroz integral… contienen selenio
- Aceite de germen de trigo, girasol, oliva, espárragos, espinacas, tomate, pimiento, almendras… contienen vitamina E
- Avena, nueces, pescado azul, caballa, sardina, salmón, bonito, atún, trucha, arenque, boquerón, anchoa… contienen ácidos grasos omega 3
Plantas que pueden ayudarnos
Para el cuidado de la memoria, una de las plantas más populares es la Bacopa, Bacopa monnieri llamada también hisopo de agua o Brahmi. Es una planta tradicional hindú que se ha utilizado durante más de 3.000 años para mejorar el aprendizaje y la memoria. Las tradiciones y filosofía hindúes, como bien conocemos, están muy ligadas a la meditación y conocimiento del equilibrio energético del organismo, tanto es así que la Bacopa se ha utilizado como planta para armonizar el séptimo chakra o Sahasrara que ayuda a la integración del conocimiento y la conciencia.
La Bacopa se compone de principios activos conocidos como bacósidos. El complemento alimenticio Brain Works está formulado con Bacopa y contiene la patente Bacomind®, la cual aporta una estandarización única de nueve principios activos, lo que hace más eficaz la presentación. Cuando una planta se presenta estandarizada significa una garantía de cierta cantidad de uno o algunos de sus componentes activos. Esto realmente asegura y garantiza que dosis a dosis la composición no es variable y que siempre se aportan determinados principios funcionales. La Bacopa puede ayudar a la concentración y la memoria, manteniendo la función cognitiva.
También contiene Cúrcuma, Curcuma longa, planta ampliamente conocida como especia. Esta planta es rica en curcuminoides, pigmento que da la coloración amarillenta, y son los responsables de los beneficios de esta planta. Para mejorar la absorción de la cúrcuma sabemos que se combina con pimienta, pero algunas patentes han mejorado la absorción mediante la solubilización y micelación de la Cúrcuma. Brain Works incorpora una patente de cúrcuma que incrementa la absorción y utilización de los principios de esta planta sin necesidad de utilizar pimienta.
¡No lo olvides, cuida tu memoria!
Producto Solgar® relacionado: Brain Works con Full Spectrum Cúrcuma y Bacomind®
Los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta equilibrada y variada y un estilo de vida saludable.