Dejamos atrás el invierno, el frío, los catarros, la falta de luz y llega por fin la estación del año donde disfrutamos de las merecidas vacaciones. Durante el período invernal es habitual que, en nuestra selección de nutrientes, nos acordemos de la vitamina C. Efectivamente, es una vitamina adecuada para el mantenimiento del sistema inmunológico normal pero, ¿sabías que la vitamina C tiene otras funciones?
La vitamina C, conocida como ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble que aportamos a partir de alimentos como naranjas, mandarinas, kiwi, limón, pimiento rojo y verde, acelgas, etc. Pertenece al grupo de vitaminas hidrosolubles y el ser humano carece de la enzima necesaria para su síntesis, por lo que es necesario obtenerla de la alimentación.
Su administración a través de los alimentos es sencilla y aquellos que la contienen deben estar en nuestra dieta diaria.
Cuando llega el invierno es fácil acordarnos de esta vitamina para mantener la inmunidad normal, pero, ¿qué otras funciones tiene?
La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, en general y durante el ejercicio físico intenso y después de éste. El efecto beneficioso se obtiene con una ingesta de 200 mg al día. También contribuye a la formación normal de colágeno de los cartílagos, vasos sanguíneos, huesos, encías, dientes y piel.
Contribuye al metabolismo energético normal, funcionamiento del sistema nervioso y función psicológica, protección de daño oxidativo, reduce el cansancio y la fatiga y mejora la absorción del hierro.
Seguramente nunca habías pensado que tomando alimentos ricos en esta vitamina podías tener tantos efectos beneficiosos. Por este motivo, cualquier estación del año necesita un aporte de alimentos que contengan la vitamina C, la inmunidad no es momentánea y temporal, aunque solo nos acordemos de nuestro sistema inmune para luchar contra virus invernales.
La vitamina C, como hemos dicho, es una vitamina hidrosoluble excretada principalmente por la orina. El déficit de ácido ascórbico y el estado carencial de esta vitamina se conoce como escorbuto, situación que no se da en los países desarrollados. Se evidenciaron los estragos de la deficiencia de vitamina C en las largas travesías marítimas de conquistadores y exploradores del siglo XV y principios del XVI en cuyas bodegas escaseaban, por aquel entonces, los cítricos. Los marineros se veían afectados en las encías, manchas en la piel, lasitud y debilidad.
Los primeros tratamientos médicos comenzaron probando la ingesta de cítricos y observando una mejoría en aquellos síntomas que padecían los marineros. Así es como se estableció una correlación entre alimentos ricos en vitamina C y la sintomatología de su estado carencial.
Cuando avanza la primavera y llegando a la época estival, nuestro estilo de vida cambia y estamos más motivados y positivos. Contamos con mejores temperaturas, hay más tiempo de luz solar diurna, pensamos en las vacaciones, etc. Empezamos a salir más a caminar y dar largos paseos, fines de semana de senderismo y actividades rurales al aire libre, visitas a la playa, nadamos, corremos, saltamos… en definitiva, nos movemos más.
Algunas personas pasan de un cierto sedentarismo invernal a una rutina de actividad que produce cansancio, dolor muscular y otras molestias de carácter temporal. Una vez que cogemos el ritmo, nuestro cuerpo está mejor, nuestro estado de ánimo también y recargamos pilas.
Para poder estar en forma, cansarnos menos y tener energía, hay nutrientes necesarios para el mantenimiento del metabolismo energético normal. Algunas de las vitaminas y minerales que ayudan son la vitamina C, biotina, niacina, B1, B2, B5, B6, B12 y minerales como magnesio y manganeso. Además, algunos de estos nutrientes disminuyen el cansancio y la fatiga como la vitamina C, magnesio, folatos, niacina, B5, B6 y B12, por ejemplo.
La subida de la temperatura nos obliga a tener que adaptarnos y nos ayudamos de alimentos de temporada y bebiendo más agua. Sincronizamos nuestro organismo a la luz diurna marcando nuevas pautas en nuestro estilo de vida. El descanso puede verse afectado debido al calor, el cual provoca cambios en la estructura del sueño, no pudiendo conciliarlo en ocasiones o durmiendo con menor profundidad, esto revertirá en mayor cansancio al día siguiente y al otro...
Durante los meses de primavera y verano, quedamos más con familiares y amigos, tenemos más actividad y normalmente nos volvemos más nocturnos retrasando la hora de ir a dormir, ya sea por diversión o por las altas temperaturas. Estas situaciones pueden ser clave para “encontrarnos más cansados”.
Por todo ello, además de tener una alimentación de temporada e hidratarnos bien podemos elegir complementos alimenticios que contribuyan al mantenimiento de nuestro bienestar y nos ayuden a sentirnos bien y menos cansados.
¿Qué complemento puedo elegir?
Un complemento alimenticio que combine vitaminas B1, B2, B5, B6, B12 y C, niacina, fósforo y manganeso; nutrientes que contribuyen al metabolismo energético normal3. Calcio, magnesio y potasio, minerales que contribuyen a la función muscular normal4.
Elige tus nutrientes pensando en inmunidad1, cansancio y fatiga2, metabolismo energético3, funcionamiento muscular4 y equilibrio electrolítico5.
No más sedentarismo, comienza a programar tu plan de actividades, haz una dieta variada y equilibrada con alimentos de temporada, bebe agua, descansa por la noche y elige tu complemento alimenticio de apoyo.
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1. La vitamina C y el zinc contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunitario. La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario durante el ejercicio físico intenso y después de este.
2. Los folatos, el magnesio, niacina, B12 y vitamina C ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga.
3. El ácido pantoténico, magnesio, manganeso, niacina, las vitaminas B1, B2, B6, B12 y la vitamina C contribuyen al metabolismo energético normal.
4. El magnesio, calcio y potasio contribuyen al funcionamiento normal de los músculos.
5. El magnesio contribuye al equilibrio electrolítico.
Los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta equilibrada y variada y un estilo de vida saludable.